En nuestra vida cotidiana experimentamos con frecuencia las asechanzas del Maligno. Este seductor está en guerra permanente contra todas las personas que "obedientes a los mandamientos y al Evangelio" se esfuerzan por progresar en el amor a Dios y al prójimo. El espíritu del mal está presente en el mundo y nos persigue para hacernos sucumbir o pecar gravemente. Pidamos al Señor, a través de esta novena, que nos libere de las insidias del demonio y que nos permita vivir en la paz que Él concede a sus hijos, como fruto del Espíritu Santo.

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