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Por: Silvio Salinas
¡Por qué a mí? es la pregunta más frecuente que nos hacemos cuando nos encontramos ante
una situación de fracaso, de dolor, situaciones que parecieran derribarnos por completo sin
posibilidades de levantarnos, sin posibilidades de seguir viviendo, nos paralizan por completo y
hacen que dejemos de disfrutar nuestro día a día.
Sin embargo, en todo esto no podemos dejar de ver a Dios, y dejar de disfrutar los momentos
de nuestra vida, no olvidemos que Dios mediante el sufrimiento en la cruz nos dio vida, y por
medio de su generosa entrega, nos invita a vivirla de una manera intensa en todas sus facetas,
que nuestros fracasos, nuestros dolores y caídas sean motivos para recordar que estamos
vivos y que aún en esas situaciones Jesús, es quien nos acompaña, levanta y sana, recordemos
pues entonces que en cada paso que damos, está el mismo Cristo caminando con nosotros y
nos dice: ¡Vive!
Lo que cada mañana te despierta y te da fuerzas,
el pequeño detalle de un amigo a la mañana,
el abrazo del amigo que nunca abandona,
la sonrisa de mamá, diciendo que todo estará bien.
Es tu presencia callada,
la noticia cotidiana y siempre nueva de que estás,
eres el Dios-con-nosotros.
*Silvio Enrique Salinas, natural de Sapucai (Dpto. de Paraguarí) es seminarista de la Congregación de la Misión, actualmente cursando la Filosofía en Asunción.