Noticias
Por: Hno. José Miguel Villaverde, SSP
Qué providencial ha sido para los creyentes el que el Papa haya dedicado este año a san José. En tiempos en los que la zozobra, la incertidumbre y la misma muerte se han vuelto cercanas, de alguna u otra forma nos hemos encontrado con nuestras fragilidades y límites y, a pesar de que seguimos “en la lucha”, nos sentimos indefensos. Ante tal situación aparece la figura de José de Nazaret, el padre amado y Patrono de la Iglesia.
Son muchas las lecciones que nos puede dar san José. Entre sus virtudes, la que se nos hace actual es la de concretizar su amor haciéndose cargo de los demás.
Hacerse cargo no es otra cosa que asumir una responsabilidad frente al otro, una actitud que ha sido vivida con heroísmo por algunos y con egoísmo por otros. Las campañas sanitarias han insistido en que nos cuidemos cumpliendo las normas básicas y así también cuidemos de los demás. Sin embargo, hemos sido testigos de que falta mucho por aprender para ser corresponsables los unos de los otros. San José, con su corazón creyente, incluso en sueños conoce la voz y la voluntad de Dios, la cual cumple a cabalidad recibiendo a María y al Niño en su vida, preservándolos de Herodes, poniendo el pecho por las personas a las que amaba, por quienes Dios les había encomendado.
José de Nazaret, hombre silencioso y justo, desde la “segunda línea” y no como protagonista, sirvió como nadie en el plan de salvación. Hoy valoremos a las personas que anónimamente trabajan por el Reino de Dios y por un Paraguay mejor, lejos de protagonismos.
Hay lecciones aprendidas y otras por aprender, que en el avanzar por el camino de la Cruz, tomados de la mano de san José, acompañemos los pasos de Jesús sufriente por los males de nuestro tiempo y lleguemos a la Pascua victoriosos con Cristo Resucitado, con fe y compromiso cristiano renovados.