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Editorial
GRATITUD Y DISPONIBILIDAD

Por: Hno. José Miguel Villaverde, SSP

 

Se había vuelto típico hacer planes a largo plazo, en muchos casos, hasta necesario. Grandes proyectos, propósitos puestos en manos de Dios en muchos casos; en otros, confiando solo en las propias fuerzas. Sin embargo, también hemos caído en la cuenta que hay cosas que escapan de nuestras manos, que no podemos controlar y que, sobre todo, la vida es un regalo que se nos da día a día. 

Hasta hace un año eran muy comunes los propósitos para los próximos 365 días, que tenían que pasaban por el plano profesional, el social, el laboral y las diversiones. El mes de enero, incluso, tras las fiestas de diciembre, se hacía largo, viviendo el tiempo con una ansiedad tal que mantenía nuestros ojos en el futuro, lejos del presente. Y allí apareció la pandemia, nos visitó la incertidumbre, muchas cosas se vinieron abajo y, como niños pequeños, acudimos de nuevo a los brazos de nuestro Padre Dios, la fe nos dio fuerzas. 

Tuvimos que cambiar muchas cosas, aún se nos exhorta a ser un poco más responsables con la propia salud y la de los demás. También pudimos caer en la cuenta de lo verdaderamente esencial, de la entrega admirable de hombres y mujeres que, sin dudarlo, se pusieron a servir a la Patria en plena emergencia sanitaria y aún lo siguen haciendo, sin quedarse de brazos cruzados. Así, para el inicio de año, dos actitudes surgen muy necesarias: gratitud y disponibilidad.

Gratitud para no perder de vista que cada día es un don, poniéndolo todo en manos de Dios. Gratitud al despertar, al poder saludar a nuestros seres queridos, o agradecer su memoria, al volver a casa, al bendecir al otro. Disponibilidad para reinventarnos si es necesario, para ayudar a quien precise de nosotros, fortaleciendo la solidaridad en nuestra sociedad, construyendo juntos la anhelada civilización del amor, donde resplandezcan la justicia, la fraternidad, la paz y el perdón.