Por: Silvio Salinas, CM

"Ndaheiramoke ekirirïminte" (Si no es rico, no digas nada). Cuántas veces hemos escuchado estas palabras mientras una mano se extiende hacia nosotros con la invitación de una chipa, que trae consigo, la alegría de los hijos, de toda la familia. El secreto especial, el punto exacto del fuego del tatakua de papá, y la bendición y tradición de abuela. Palabras que resuenan en lo hondo del corazón y que en estos días toman una sagrada connotación.

Más que una chipa encontramos allí las historias de casa, la presencia de Ñandejára Hesukristo, a quién un año más vamos a acompañar en la Semana Santa, en su entrega por nosotros. Él se ha “metido” en nuestra historia para salvarnos; nosotros, en nuestra historia lo encontramos, en la voz de mamá con las chipas listas, en el aroma que se esparce por toda la casa, como seguramente sucederá en estos días santos ya sea en Sapucai, en Tobati o Caazapá, por decir algunos lugares.

Y la chipa, un noble y bendito alimento que encontramos día a día, a cualquier hora, en cualquier punto del país, en este tiempo, toma un olor y sabor diferente, envuelta con una religiosidad antigua y sagrada. Ella se torna una aliada infaltable para que, junto con la amorosa explicación de tata del porqué del ayuno "omano Ñandejára, ha chipante ikatu ja u" (Murió Jesús, y sólo chipa podemos comer), sea el alimento que nos sustenta mientras acompañamos a Jesús en su Pasión y Muerte, y esperamos su gloriosa Resurrección.

Todo esto y más resume una "Chipa", sagrada tradición en familia, que nos une, nos alimenta, y nos ayuda a rezar, desde la sencillez del hätamiramojepeko ja uporã, etanteamina (Aunque esté un poco dura, se puede comer, probá un poco).

A lo lejos, como muchos paraguayos, remito el corazón a un atardecer de Miércoles Santo, en casa, con chipa en mano, mirando los autos por la ruta:

• Bendito seas, Ñandejára, por el alimento que nos regalas día a día,
• por haber hecho de mi tierra un país rico en recursos…
• ¡Que no nos olvidemos de los que menos tienen!
• Bendito seas por el encuentro,
• por mi gente con la que hoy puedo compartir.
• Bendita sea la chipa recién salida del tatakua,
• bendita sea tu entrega que dio sentido al amor que nos tenemos,
• bendita tu sangre que nos hizo familia.
• Amén.