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Por: Equipo Editorial
ESQUEMA III
NADIE TE CONDENARÁ
Un perdón que nos hace nuevos
- Saludo Inicial
G: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
G: El Señor está con nosotros.
T: Él está en medio de nosotros.
G: Hermanos y hermanas: en este clima de oración, preparémonos a experimentar el amor de Dios en el sacramento de la reconciliación, disponiendo mente, voluntad y corazón para recibir su gracia, para ser hombres y mujeres nuevos, renacidos en el Espíritu. Muchas veces nos hemos sentido juzgados o nos juzgamos a nosotros mismos hasta el extremo. Es fácil levantar el dedo acusador, pero qué difícil es creer en que hay un amor que es capaz de hacer nuevas todas las cosas: el amor de Dios. Esa experiencia de amor fue la que vivió aquella mujer adúltera, encontrada en falta, llevada a juicio por otros y quizá por ella misma. Esta mujer será sorprendida gratamente por el amor inigualable de Dios. Escuchemos con atención el pasaje evangélico que abrirá pasó a nuestro encuentro con el Señor.
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1. EXAMEN DE CONCIENCIA
Palabra de Dios Jn 8, 1-11
G: Tras escuchar al mismo Jesús que le dio a aquella mujer una nueva vida, hagamos nuestro examen de conciencia.
Al finalizar el examen de conciencia:
T: Por aquella falta de amor hacia Dios, porque muchas veces no lo he puesto en el primer lugar de mi vida.
G: Nadie te ha condenado, el Señor te perdonará.
T: Porque muchas veces falté a mi compromiso cristiano, no di cuenta de mi fe, di mal ejemplo a los hermanos no vi en ellos al mismo Cristo.
G: Nadie te ha condenado, el Señor te perdonará.
T: Porque muchas veces me he dejado llevar por mis egoísmos, porque fui débil y no traté con amor a los míos. Porque no valoré el don de la vida y no fui grato con quienes debo, porque menosprecié los regalos de Dios y me lancé a una vida sin él, donde solo reinaba yo.
G: Nadie te ha condenado, el Señor te perdonará.
T: Por aquellos momentos en los que me dejé llevar por los malos pensamientos, por las envidias, los recelos. Por aquellos momentos en los que di rienda suelta a mi lengua y así hice mal a mis hermanos.
G: Nadie te ha condenado, el Señor te perdonará.
T: Porque no fui lo bueno que tenía que ser, porque se esperaba de mí más luz y no confié en la gracia que mi Padre Dios me da en cada instante.
G: Nadie te ha condenado, el Señor te perdonará.
T: Por aquellas cosas que tanto duelen, las que solo Dios y uno mismo sabe. Esos aguijones que nos impiden abrirnos al amor del Padre.
G: Nadie te ha condenado, el Señor te perdonará.
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2. DOLOR DE CORAZÓN
Oración del corazón arrepentido.
A ti, Señor, levanto mi mirada,
a ti, Jesús hermano, que me extiendes tu mano llagada;
a ti hoy me acojo para pedirte perdón,
soy débil y, prescindiendo de ti, falté a tu amor.
Oh Divino Maestro, imagen perfecta del Padre,
mi compromiso de cristiano me invitas a renovarte;
me pesa hondamente el no haber amado lo suficiente,
gracias, Jesús, por ser conmigo tan paciente.
Hoy de nuevo estoy aquí para pedir perdón,
hoy, una vez más experimentaré lo que es tu amor;
nadie me condena, Señor, tú eres mi luz,
gracias por tu entrega, me diste vida allí en la cruz. Amén.
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3. PROPÓSITO DE ENMIENDA
Hermanos: Jesús le pidió a la mujer que en adelante no pecara, que aproveche de la vida nueva que él le ofrecía. Conscientes de nuestro pecado y debilidad, pero a la vez del auxilio providente de Dios hagamos nuestro propósito de enmienda.
Momento orante para el propósito…
Ayudado de tu gracia, oh Divino Maestro, ante mis hermanos prometo amarte más. Amarte a ti y por ti a mis hermanos, en cada circunstancia concreta de mi vida. Que en todo momento sepa que tú estás conmigo y si caigo de nuevo, no permitas desconfíe de tu amor, sino, antes bien, con mucha humildad, vuelva a ti. Tú me llevas al Padre, tú mi alfarero, haz de mí lo que quieras. Amén.
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4. CONFESIÓN DE LOS PECADOS
Ahora, hermanos, en orden, acudamos al encuentro de Cristo que nos espera en el confesionario y por medio de su ministro nos reconciliará con Dios y con la Iglesia.
Procedemos a la confesión de los pecados.
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5. ACCIÓN DE GRACIAS
L2: Tú nos has perdonado, nos has dado una vida nueva.
/R. Bendito seas, Padre de bondad.
Tú nos diste a Jesús. Tu Hijo amado, para que en Él tengamos el camino, la verdad y la vida. /R.
Tú envías tu Espíritu Santo, para que con su luz abramos nuestra mente, voluntad y corazón para conocerte y amarte más. /R.
Tú permites para nosotros un día más de vida junto a ti y nos das en cada momento la oportunidad de volver la mirada hacia ti. /R.
Tú devuelves la alegría al pecador arrepentido, tú no te resistes ante un corazón quebrantado y humillado. Enséñanos a no ser jueces, llama hacia ti a quienes aún viven lejos de ti. /R.
- Padrenuestro y despedida
L2: Hermanos y hermanas: Jesús Maestro nos invita a elevar la mirada y el corazón al Padre, que hoy nos ha hecho renacer en su amor. A este Padre bondadoso, como hermanos que somos, orémosle juntos: Padrenuestro…
G: Como signo de reconciliación con Dios y con la Iglesia, hermanos, nadie nos ha condenado, démonos un abrazo de paz.
G: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
T: Amén.