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Por: Hna. María Fátima Quiroga, Hija de San Camilo
El 11 de febrero celebramos la Jornada Mundial del Enfermo, un día para rezar, para tomar conciencia, día que de ninguna manera pasa desapercibido, más en tiempos de epidemias, de hospitales que colapsan.
Nadie puede negar esta realidad: todos conocemos a alguna persona que está padeciendo alguna enfermedad crónica, terminal, psíquica, moral o quizá, nosotros mismos estamos pasando por ello; sin embargo, a la luz de Cristo encontramos el consuelo.
Jesús nos dice: “estuve enfermo y me visitaste” (Mt 25, 36), esta verdad está vigente siempre; ¡cuánto bien hace a una persona enferma que lo visiten y más aún a la persona que visita! En ese encuentro Dios actúa, porque solo su presencia es redentora, sanadora, liberadora del dolor.
Desde mi experiencia como religiosa, Hija de San Camilo, el enfermo me da vida, me interpela siempre, me humaniza, me evangeliza. Me acuerdo de una señora anciana que estaba internada y padecía de Alzheimer. Todos los días yo la iba a visitar, un día entre sus conversaciones confusas, me miró fijamente y me dijo: “así como Jesús sació el hambre de la multitud, vos también tenés que ser pan para todos y dejarte comer por mí, por ella y por todos”. Solo eso me dijo, porque después cambió automáticamente de tema, ahí me di cuenta que realmente el Señor me estaba hablando; de estos tengo muchos ejemplos para compartir.
Para terminar, les comparto este decálogo para cuando visites a un amigo enfermo:
Estuve enfermo, y me llamaron por mi nombre;
Estuve enfermo, y venían cada mañana sonrientes a decirme "Buenos días";
Estuve enfermo, y fui para ellos "alguien" y no algo;
Estuve enfermo, y venían a verme para ofrecerme paz;
Estuve enfermo, llegué con miedo al hospital, y me acogieron con solicitud y cariño.
Estuve enfermo, y dieron vuelta a mi almohada para que estuviera mejor;
Estuve enfermo, y me trataron con competencia;
Estuve enfermo, y me dieron lo que más necesitaba: cariño. Comprensión, escucha y amor;
Estuve enfermo, y me dieron a Dios.
*La Hna. María Fátima Quiroga es religiosa Hija de San Camilo. Su Congregación se dedica al cuidado de los enfermos y a la animación de futuros agentes de pastoral de la salud.