Por: Director Editorial SP

El 8 de febrero de cada año, como Iglesia celebramos la Jornada Mundial de Oración y Reflexión Contra la Trata de Personas (GMPT), iniciativa promovida en 2014 por el santo padre Francisco, tras el pedido de un gran número de consagradas y consagrados que acompañan o socorren a hombres y mujeres en riesgo o víctimas de la Trata en cualquiera de sus formas. El Papa encargó a la Unión Internacional de Superioras y Superiores Generales el llevar adelante dicha jornada, la cual tuvo su primera edición en 2015.

La fecha se eligió por unanimidad, justamente en la memoria litúrgica de santa Josefina Bakhita, santa sudanesa, quien de niña fue víctima de esclavitud, hasta que, años después obtuvo la libertad, y, como religiosa, hizo un hermoso camino de perdón, de libertad de hija de Dios. La santa se convirtió en modelo de misericordia y caridad, así como en emblema de lucha contra la Trata, de toma de conciencia para toda la Iglesia y las sociedades del mundo entero.

Pero, ¿En qué consiste la trata? Quizá cuando se dice esclavitud, muchos pueden pensar en tiempos lejanos, cuando todavía no existían los Derechos Humanos; sin embargo, el mal de la esclavitud continúa, tanto en su forma original como en una cada vez más extendida diversificación de formas, muchas de ellas tan sutiles que incluso pueden coexistir con nosotros sin que nos demos cuenta. La Trata de Personas abarca la esclavitud en sí misma, así también la explotación laboral, las redes de prostitución o trata de blancas, la adopción ilegal, la venta de órganos humanos, la mendicidad forzada, la explotación infantil, el trabajo en condiciones infrahumanas o forzadas, el uso de menores de edad para actividades delictivas, etc.

Que esta Jornada no pase desapercibida en nuestra oración, en nuestro modo de considerar a los otros como imagen y semejanza de Dios. Que la indiferencia, uno de los males más sutiles y extendidos de nuestras sociedades, no nos hagan impermeables al dolor ajeno, al llanto que, muchas veces está acallado por el ruido de nuestras grandes ciudades, maquillado por las luces de neón que las adornan y que nos ciegan para ver el sufrimiento de tantos.

Que santa Josefina interceda por las víctimas de la Trata; que, juntos, desde donde estemos, podamos erradicar este mal y no ser cómplices.

Aquí compartimos un subsidio para la oración y reflexión en esta Jornada:
https://preghieracontrotratta.org/files/documenti/ESP_Vigil-of-prayer__GMPT-2020_4natWVD.pdf