Por: Fr. Bruno Núñez,CSsR

Para responder a esa pregunta, primero debemos conocer un poco del ambiente de la época de Jesús… Dios se había manifestado a Abrahán y a sus descendientes los isreaelitas (Gn 12, 1-3) y les prometió a ellos su bendición, su auxilio y les dijo que por medio de ellos Dios llevaría su bendición a todas las naciones.

¿Y qué tiene que ver esto con los perros? Bueno, los judíos eran un poco “racistas” y llamaban así a los extranjeros y a quienes no creían en un solo Dios. Jesús había nacido en ese ambiente y lo más probable es que se comunicaba en ese lenguaje.

Jesús no tiene una actitud así con la mujer, por el contrario, expone la fe de ésta ante los judíos, quienes se sentían los únicos herederos y dignos de sentarse a la mesa. Con humildad y una gran fe, aquella mujer rompe esquemas, sorprende al mismo Jesús.

Pero lo importante es la gran fe de esta mujer que aun siendo gentil, no del pueblo de Israel, es paciente, humilde e insistente con Jesús hasta que “conquista” esa sanación para su hija. Te pedimos Señor la gracia de imitar la oración ferviente y fe enorme de esta mujer para agradar a Jesús y para recibir sanaciones de parte Él, para honor y gloria del Señor. Amén.