Por: Pbro. Armando Sotelo

La vida sacerdotal del Siervo de Dios Julio César Duarte Ortellado (Caazapá, 1906-Ybycuí, 1943), que duró sólo 12 años, fue toda una bendición para la Iglesia y los pueblos que le tocó atender. Una vida sin duda eucarística, la cual vivió en un constante dinamismo que iba desde la oración ante el Sagrario hasta la entrega ministerial, con los pobres y con quienes a él acudían. Su corazón enamorado de la Eucaristía, le impulsó a reflejar a Cristo mismo, sobre todo en el sacramento de la Reconciliación.

Tenía un cuidado especial por la Casa de Dios, procurando que las iglesias que le eran encargadas, mantuvieran el decoro necesario para honrar al Señor. Así pues, su ministerio fue caracterizado por un valor especial sobre el sacramento de la Eucaristía, que no solamente se preocupaba por las cosas externas, sino que sobre todo iba en busca de llevar a los suyos el Pan de Vida. Así pues, alternaba el amor por el espacio sagrado con la dedicación total a los menesterosos, honrando en ellos también a Cristo.

Tenía la costumbre de levantarse muy temprano, haciendo su meditación en la Iglesia, luego se ocupaba en confesar, para celebrar después la santa Misa, haciendo de ello el motor de su vida. Su celo apostólico y su sabia dirección espiritual, nacidos ambos del encuentro con Jesús, procuraron siempre una excelente formación de los fieles, con firme convicción religiosa y con un ardiente amor de Dios, dejando huella en ellos a través de sus enseñanzas, pero sobre todo a través de su ejemplo.

Nada para sí, todo para los demás, una máxima para su vida, vida intensa de trabajos y fatigas, vida de “Alter Christus”, que, imitando al Buen Pastor, eleva sus manos, y su existencia, a Dios, para que reciba la oración de su pueblo, por Cristo, con Cristo y en Cristo.

Aprovecho para pedir que sigan rezando a Dios por la pronta beatificación del padre Julio César Duarte Ortellado; para que, si Él quiere, lo veamos pronto en los altares, como modelo en el Paraguay de sacerdote diocesano y de creyente de este pueblo santo.