Por: P. Alberto Luna, SJ

Dos expresiones de la economía social del pueblo guaraní han sido tradicionalmente el jopói y la minga. El jopói o regalo, es el don que ofrece el que tiene una comida, una ropa, o un objeto de valor a alguien de su familia o vecindad de manera gratuita y generosa. Este don supone que los bienes son comunes, son para compartir y el que tiene más de lo que necesita, lo comparte gratuitamente. Este don, aunque no genera deuda, tiene una lógica de reciprocidad, es decir que cuando otros tengan otros bienes que no usarán, los compartirán naturalmente con los demás, también gratuitamente.

La minga es otra expresión de solidaridad por la que la comunidad, el vecindario, la familia, acuerda dedicar su tiempo de trabajo en común, en beneficio de quien lo necesita. Es decir que hoy todos pueden ir a cosechar el maíz de un vecino, de modo que este vecino irá cuando sea necesario, junto con otros, a techar la casa de otro que vino a ayudarle en la cosecha, o llevará sus bueyes para arar el campo de otro. No hay precio, ni pago cuantificado, sino rotación de servicios que refuerza la comunión fraterna entre los miembros de la comunidad.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos cuenta que los primeros cristianos "acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones." (Hechos 2, 42). Más adelante se detalla que esta fracción del pan, que era celebrar la memoria de la última cena de Jesús, o sea la eucaristía, tenía una importante consecuencia social en la comunidad: "La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos. No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad." (Hechos 4, 32-35).

Celebrar el don de la vida de Jesús, la entrega de su cuerpo y su sangre para salvación de todos, genera en sus seguidores la dinámica de la entrega de los bienes que exceden la propia necesidad. La comunión con el Señor en la fracción del pan, genera la comunión de los bienes en favor de todos. Nada más contrario a la comunión eucarística que el acaparamiento, la acumulación de lo que no se necesita en manos de pocos; tan propios de la cultura mercantil y de la economía neoliberal.

La cultura del jopói y de la minga, nos remiten al don gratuito de Cristo, que se entrega por nosotros generosamente y nos invita a hacer lo mismo en memoria suya, en reciprocidad. En el jopói y la minga el don no se paga, se agradece y se comparte sin deudas, así también la eucaristía es don gratuito del amor de Cristo que no se paga, sino que se recibe con un corazón agradecido.

El espíritu comunitario de la eucaristía encuentra una sintonía profunda con estas prácticas de la cultura guaraní, todavía presentes en los sectores populares. Una semilla que puede salvar a nuestra sociedad del egoísmo ciego que la lleva a consumir más de lo que necesita, a explotar sin medida, a ignorar la necesidad del otro, a apropiarse y arrasar con los recursos naturales. La eucaristía, sin embargo, nos impulsa a hacer realidad el destino universal de los bienes para la comunión fraterna.

P. Alberto Luna, SJ es Director del Proyecto “Misa Guaraní”
Visita el sitio: http://misaguarani.com