Por: P. Gilbert Kannikattu, SSP

Todas las lecturas de hoy hablan sobre la fe y cómo ella se implica en nuestras vidas. "Para alguien que tiene fe, no es necesaria ninguna explicación. Para alguien sin fe, no es posible ninguna explicación" (Santo Tomás de Aquino).

La primera lectura presenta la fe confiando en Dios y viviendo fielmente su pacto con nosotros. Aquí, la fe se muestra como esperanza y expectativa firme frente al sufrimiento y la demora. Dios le asegura al profeta que los justos vivirán vidas justas en medio del mal a causa de su fe.

En la segunda lectura, Pablo presenta la fe como nuestra adhesión a Jesús y el cumplimiento de las promesas de Dios. El Apóstol enfatiza la necesidad de una fe viva y lealtad a las enseñanzas de Cristo que nos transmitió la Iglesia.

En el Evangelio, Jesús enseña a sus apóstoles que la fe es recibir el poder de Dios y, por lo tanto ello permite obrar milagros en nuestras vidas y en las vidas de los demás. Mientras los apóstoles piden aumentar su fe, Jesús les recuerda, y a nosotros, que la calidad de la fe de uno es más importante que la cantidad. Una pequeña cantidad de fe profunda puede lograr grandes cosas, si esa fe la deposito en Dios.

Usando una parábola de maestro y del servidor, Jesús enseña que para que la fe sea efectiva, debe estar vinculada con la confianza, la obediencia y el compromiso total: una sumisión activa a Dios con la voluntad de hacer lo que Él ordene.

Dejo unos pequeños mensajes para ti:

1) Todos debemos agradecer a Dios por nuestro bienestar.

La mayoría de nosotros estamos inclinados a olvidar la providencia de Dios cuando tenemos una vida feliz y cómoda.  Oramos a Él solo cuando surgen problemas. Con una fe fuerte, podemos enfrentar las pruebas de la vida pidiéndole a Dios: "¡Aumenta nuestra fe, Señor!" En todo momento.

2) Crecemos en la fe cuando actuamos en la fe.

Necesitamos aumentar nuestra fe mediante nuestro compromiso y perseverancia. Un cristiano sincero puede encontrar muchas maneras de dar a conocer a Cristo a sus vecinos.

3) Necesitamos crecer en la fe usando los medios que Cristo nos ha dado en su Iglesia.

Cultivando nuestra fe a través de la oración, el estudio de la Biblia, la participación en la Santa Misa y llevando una vida espiritual bien disciplinada. Crecemos en la fe a medida que vivimos nuestra fe. Alguien ha dicho: “Caridad significa perdonar lo que es imperdonable, o no es una virtud en absoluto.  La esperanza significa esperar cuando las cosas no tienen remedio, o no es ninguna virtud. Y la fe significa creer lo increíble, o no es una virtud en absoluto ”.

Que el Señor Jesús aumente nuestra fe y nos dé la gracia de perseverar en ella.

Que Dios te bendiga.