Por: P. Fernando Teseyra, SSP

El papa Francisco convocó a la Iglesia a entrar en estado de sinodalidad para pensar, discernir y actuar en defensa de la casa común. Por eso, del 6 al 27 de este mes, se celebrará el Sínodo de la región Panamazónica. El Sínodo atrae la atención de toda la Iglesia y la sociedad porque es un evento que toca la realidad de una vasta región del planeta, de la cual dependen las precipitaciones de gran parte de la tierra, por ejemplo, y donde viven pueblos indígenas y campesinos que padecen aberrantes injusticias.

Los países de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, además de la Guayana francesa, albergan el 20% del agua dulce y descongelada de la Tierra. La Amazonía tiene el 34% de los bosques primarios del planeta, que a su vez constituyen entre el 30% y el 40% de la flora y fauna del mundo. Por eso, el Sínodo ha puesto de pie a la Iglesia para ser voz a la tierra que sufre a causa de la deforestación y la contaminación y que pone en riesgo la supervivencia de los pueblos que la habitan.

Francisco, con mirada pastoral, convocó a repensar toda la vida eclesial para darle a la Iglesia un rostro amazónico, lo cual incide, por ejemplo, en la praxis del sacerdocio común y el sacerdocio ministerial (cf. Instrumentum laboris, n. 14).  Esto ha suscitado escozor en muchos ambientes conservadores y ha provocado, una vez más, virulentas declaraciones en contra del Papa. Pero él hace ver que está en juego la inculturación de la fe y que estos son los nuevos caminos evangelizadores suscitados por el Espíritu.

Así como en el alba de la Iglesia, san Pablo en sueños vio que un macedonio le suplicaba que pase para ayudarlo con el evangelio (cf. Hch 16,9), así es el grito actual de la Amazonía que puso sus clamores y esperanzas en la Iglesia, para que el evangelio sea causa de su liberación. Aunque el Sínodo encuentra muchas posiciones en contra, es un hecho profético sin precedentes. La reflexión sobre la realidad de estas periferias contribuirá al nacimiento de los nuevos paradigmas de la ansiada nueva evangelización.