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Lectura Orante
DOMINO 13° DURANTE EL AÑO

Por: P. Denis Báez Romero, SDB

 

Queridos hermanos, hoy rezamos con el Evangelio Según San Mateo 10, 37-42

 

Invocación al Espíritu de Dios

Padre amoroso, ayúdanos a ser comprensivos con nuestra familia a imitación de la familia de Nazareth. Que podamos ver sus necesidades para salir a su encuentro.

 

Análisis de contenido

Queridos amigos: En esta narración del evangelio de Mateo, estamos escuchando algunas recomendaciones que Jesús propone a los discípulos sobre la misión, al tiempo que les anima para los tiempos difíciles, a fin de que durante la misión resistan en el seguimiento, en la acogida y en el anuncio de la Buena Noticia. Estas enseñanzas, si las tomamos en serio, nos identifican con él como misioneros y discípulos. Por eso debemos pasar por la cruz, perder la vida, amar a Jesús, para obtener la recompensa del Reino de Dios.

Presentando la acogida de los enviados del Señor -“quien les recibe a ustedes me recibe a mí”-, hacemos referencia a cómo es nuestro hogar y nos viene a la mente la familia de Jesús: el hogar de Nazareth. En la familia de Jesús, todos sus integrantes fueron educados en un ambiente religioso, que hacía muy natural el respetar los mandamientos, particularmente el que implica amar y respetar a los padres. El mismo Señor fue educado en este ambiente por sus propios padres; él mismo escuchó y compartió estas normas de vida dentro del seno familiar. Como consecuencia, podríamos deducir que amar a Jesús no desintegra a la familia, sino que el amor que reina al interno genera transformaciones profundas para la convivencia.

Dentro de la convivencia familiar existen diferentes tipos de familia. Incluso Jesús nos provoca una sorpresa, al decir: “el que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí”. Algunas familias educan cristianamente a sus hijos en los valores del servicio, del amor, la solidaridad, el compromiso matrimonial, el cuidado de los ancianos y principalmente de los padres. Otros, sin embargo, simplemente desintegran la institución familiar: buscan sus propios intereses y abandonan a sus padres en un hogar de ancianos. La responsabilidad familiar que se asume podríamos compararla con la cruz, que se toma cada día en el seguimiento de Jesús. Somos conscientes del desafío que implica tratar de ser hermanos con nuestros hermanos; y de que existen muchos padres que son capaces de dar la vida por sus hijos.

Encontramos algunas características que denotan familiaridad en la relación de convivencia. Algunos padres incluso pueden perder la vida para agradar a sus hijos. Muchos padres renuncian a sus propios intereses, a sus propios beneficios; muchos padres han dejado una carreta universitaria para beneficiar a los hijos; muchos han dejado la estima de la gente, sus compromisos de amistades para estar con su familia. Hay familias que han permitido que sus hijos optaran por el camino del reino de Dios. San Pablo mismo lo expresa manifestando que para ganar a Cristo, tuvo que renunciar a algunos beneficios, correr una carrera, sufrir persecuciones.

Como consecuencia: dentro de nuestra familia son importantes los pequeños gestos que podremos realizar en la convivencia familiar, en las decisiones que tomamos, en las relaciones personales que establecemos, en la forma en que decidimos. Debemos ser misioneros dentro de la familia; debemos identificarnos con la familia de Jesús; debemos ser pequeños misioneros de la buena noticia de Aquel que trae la paz, la concordia. Somos creyentes que manifestamos el rostro del Padre, y lo revelamos con nuestras actitudes, con gestos mínimos de solidaridad: ¡un vaso de agua que podemos dar al pobre!

 

Vivencia cotidiana

Como familiar de Jesús, en la convivencia diaria, ¿soy capaz de construir mi clan familiar para que sea escuela de valores? Dentro de la comunidad, ¿excluyo a las personas y familias más carenciadas? En la comunidad, ¿ofrezco protección para que la familia pueda conservar su identidad? ¿Educo a mis hijos en la oración, en la escucha de la Palabra de Dios? ¿O mi familia es un lugar de egoísmos y rivalidades, en el que se vive sin preocuparse de los necesitados?