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Fiesta del Bautismo del Señor

Por: P. Gilbert Kannikattu, SSP

El tiempo litúrgico de Navidad llega a su fin este domingo con la celebración del Bautismo del Señor. La Navidad es la fiesta de la autorrevelación de Dios, en primer lugar a los judíos, y la Epifanía celebra la autorrevelación de Dios a los gentiles. En su Bautismo en el Jordán, Jesús se revela a los pecadores arrepentidos. El Bautismo del Señor Jesús se celebra como un gran evento porque es la primera Teofanía (manifestación divina) de las Tres Personas de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es la revelación oficial de Jesús como el Hijo de Dios para el mundo por Dios Padre. Es un evento descrito por los cuatro evangelios, y marca el comienzo del ministerio público de Jesús.

En la primera lectura de hoy, el profeta Isaías, para consolar el dolor de los exiliados, promete que Dios enviará un siervo que traerá justicia no solo a Israel sino a todas las naciones. La segunda lectura de hoy, de los Hechos de los Apóstoles, explica cómo se predicó la Buena Nueva también a los gentiles. San Pedro nos da una clave de la vida de Cristo, válida para nuestras vidas: “Él pasó haciendo el bien”.

En el evangelio de hoy podemos ver varias razones por las cuales el Bautismo de Juan fue un evento muy importante en la vida de Jesús: Primero fue un momento de compasión con nosotros, los pecadores. Aunque no tenía pecado, Jesús recibió el bautismo de arrepentimiento para identificarse con su pueblo que se dio cuenta por primera vez de que eran pecadores. Segundo, fue un momento del testimonio de Su Padre sobre su identidad y misión. En su bautismo, su Padre anunció: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección’. Tercero, fue un momento de unción. El Espíritu Santo descendió sobre él en forma de paloma, dándole el poder de la predicación y la curación. Cuarto, fue un momento de decisión comenzar su ministerio público; después de recibir la aprobación de su Padre Celestial como su Hijo amado.

Todos hemos recibido el bautismo y somos hechos hijos de Dios. ¿Cómo se relaciona nuestro propio bautismo con el bautismo de Jesús? ¿De qué manera podemos vivir nuestras promesas bautismales? Aquí hay algunas sugerencias para ayudarnos a vivir nuestro bautismo como lo hizo Jesús.

1) El bautismo de Jesús nos recuerda nuestra identidad y misión. Primero, nos recuerda quiénes somos y de quién somos. Por el bautismo nos convertimos en hijas e hijos, adoptivos de Dios, hermanas y hermanos de Jesús, miembros de su Iglesia, herederos del cielo y templos del Espíritu Santo. Nos incorporamos a la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, y nos hacemos partícipes del sacerdocio de Cristo. Por lo tanto, "el bautismo es la base de toda la vida cristiana, la puerta de entrada a la vida en el Espíritu y la puerta que da acceso a los otros sacramentos”.

2) El bautismo de Jesús es un recordatorio de nuestra misión y un llamado a vivir nuestro propio bautismo al máximo:

  1. a) Es un llamado a experimentar la presencia de Dios dentro de nosotros, a reconocer nuestra propia dignidad como hijos de Dios y a apreciar la Presencia Divina en los demás al honrarlos, amarlos y servirlos con toda humildad;
  2. b) Es un llamado a vivir como hijos de Dios en pensamiento, palabra y acción para que nuestro Padre Celestial pueda decir a cada uno de nosotros lo que le dijo a Jesús: “Tú eres mi hija/hijo amado con quien estoy bien satisfecho";
  3. c) Es un llamado a llevar una vida cristiana santa y transparente y no profanar nuestros cuerpos (los templos del Espíritu Santo y los miembros del Cuerpo de Jesús) por la impureza, la injusticia, la intolerancia, los celos o el odio;
  4. d) Es un llamado a aceptar tanto las buenas como las malas experiencias de la vida como los dones de un amoroso Padre Celestial, para fortalecernos y para nuestro crecimiento en santidad;
  5. e) Es un llamado a crecer diariamente en intimidad con Dios mediante oraciones personales y familiares, leyendo la Palabra de Dios, participando en la Santa Misa y frecuentando el Sacramento de la Reconciliación;
  6. f) Es un llamado a trabajar junto con Dios en la construcción del "Reino de Dios" en la tierra, un Reino de compasión, justicia y amor, y ser sal de la tierra y la luz del mundo.

3) Este es el día para que recordemos las gracias que hemos recibido en el Bautismo y para renovar nuestras promesas bautismales. El día de nuestro Bautismo, como explica el papa Juan Pablo II, “Fuimos ungidos con el Aceite de los Catecúmenos, el signo de la fuerza de Cristo, para luchar contra el mal. Se derramó agua bendita sobre nosotros, una señal de purificación interior a través del don del Espíritu Santo. Luego fuimos ungidos con el Crisma para mostrar que estábamos así consagrados a la imagen de Jesús, el Ungido del Padre. Este es también un día para renovar nuestras promesas bautismales, consagrándonos a la Santísima Trinidad y "rechazando a Satanás y todas sus promesas vacías", que nuestro mundo profano nos ofrece constantemente a través de sus medios de comunicación de masas.

Pidamos a Nuestro Señor que nos dé la gracia de ser fieles a nuestras promesas bautismales. Demos gracias a Él por el privilegio de unirse a su misión de predicar las "buenas nuevas" a través de nuestras vidas de amor cristiano, misericordia, perdón y servicio. Que el Señor nos conceda humildad y valor para estar siempre comprometidos con nuestras promesas bautismales para que podamos disfrutar del amor, la paz y la misericordia como hijos de Dios.

Amén.

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Anécdotas:

El rey de Francia del siglo XIII, san Luis IX (1226-70), insistió en que la gran celebración de su cumpleaños se celebre el día de su bautismo, y no el día de su cumpleaños. Su argumento fue que el bautismo era el comienzo de una vida que continuaría por la eternidad en la gloria eterna del cielo.

Para reír un poco:

Bautismo de un gato: la madre de Juan miró por la ventana y lo notó "jugando a la iglesia" con su gato. Tenía al gato sentado en silencio y le estaba predicando. Ella sonrió y siguió con su trabajo. Un rato después, escuchó fuertes maullidos y silbidos y corrió hacia la ventana abierta para ver a Juan bautizando al gato en una tina de agua. Ella gritó: "Juan, ¡para eso! ¡El gato tiene miedo al agua!” Juan la miró y dijo: “Debería haber pensado en eso antes de unirse a mi iglesia”.