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Por: Fray Carlos Medina, OCD
Celebrando a la Virgen del Carmen, recordamos algunas palabras de san Juan Pablo II a los Carmelitas en 2001:
“La contemplación de la Virgen nos la presenta mientras, como Madre solícita, ve crecer a su Hijo en Nazaret (cf. Lc 2, 40. 52), lo sigue por los caminos de Palestina, lo asiste en las bodas de Caná (cf. Jn 2, 5) y, al pie de la cruz, se convierte en la Madre unida a su ofrenda y donada a todos los hombres en la entrega que el mismo Jesús hace de ella a su discípulo predilecto (cf. Jn 19, 26). Como Madre de la Iglesia, la Virgen santísima está unida a los discípulos y "persevera en la oración" (cf. Hch 1, 14), y, como Mujer nueva que anticipa en sí lo que se realizará un día para todos nosotros en la fruición plena de la vida trinitaria, es elevada al cielo, desde donde extiende el manto de protección de su misericordia sobre sus hijos peregrinos hacia el monte santo de la gloria. Esa actitud contemplativa de la mente y del corazón lleva a admirar la experiencia de fe y de amor de la Virgen, que ya vive en sí cuanto todo fiel desea y espera realizar en el misterio de Cristo y de la Iglesia (cf. Sacrosanctum Concilium, 103; Lumen gentium, 53)".
Ahora bien, a los devotos y a toda la querida familia carmelitana les comparto estas palabras:
Hoy más que nunca necesitamos abandonarnos en los brazos de la Virgen del Carmen, como lo hizo en su momento San Simón Stock, cuando la Orden estaba amenazada en su subsistencia y entonces acudió a ella con toda confianza con la oración de “Flos Carmeli”, que hoy más que nunca tiene que resonar con fuerza en nuestras vidas.
Hoy la humanidad entera se siente atemorizada y experimentando más que nunca la vulnerabilidad de saberse frágil y limitada. Es el momento de volver la mirada a María nuestra Madre y depositar en ella nuestra plena confianza, con la certeza de que ella sigue orando con nosotros y por nosotros como lo hizo con los apóstoles esperando la venida del E. Santo para darles ánimo y fuerza para salir a comunicar y compartir que Jesús está vivo, presente en medio de nosotros.
¡¡Muchas felicidades en la fiesta de nuestra Señora del Carmen!!
“María Reina y hermosura del Carmelo, ruega por nosotros”