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Desde la Iglesia Doméstica
PRIMEREAR EL AMOR DE DIOS

Por: Fray Cristhian Riquelme, OFM Conv.

 

El respeto es un valor fundamental que se adquiere en el seno familiar y que luego se propaga en nuestro entorno, en la comunidad, en la sociedad; un factor importante para la convivencia con los demás. Sin embargo, en la medida en que avanzamos, especialmente ante el nuevo escenario que atravesamos con la pandemia del Covid-19, parece ser que esta palabra sigue perdiendo fuerza, y vemos más violencia y odio.

Santa Teresa de Calcuta reflexionaba deseando que las personas sean amables, gentiles, consideradas, honestas y respetuosas; pero que este deseo solo se concretaría si uno mismo llegara primero en ser amble, gentil, considerado, honesto y respetuoso.

En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Francisco invitaba: “¡Atrevámonos un poco más a primerear!” o sea, ser capaces de tomar la iniciativa con las cosas buenas, en adelantarnos en la tarea de evangelizar. Nosotros, los llamados por Cristo para desempeñar hoy en día esta misión, así como Dios nos amó primero, debemos aprender también a “primerear” el anuncio de Su amor, con gestos, palabras, miradas e incluso el silencio, desde nuestros hogares.

Debido a la pandemia, hoy se nos recomienda distanciamiento, suspender los abrazos y encuentros, pero, estamos invitados a convertir este momento como tiempo de interiorización, transformar los hogares en templos del Espíritu Santo, como iglesia doméstica, reavivar allí el fuego de la oración familiar recordando las palabras del Maestro: “donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20).

Recuperemos el respeto mutuo y la intimidad con Dios con los instrumentos que quizás dejamos de lado: la meditación de la Palabra, el rezo del santo rosario y la intercesión mutua. No miremos la realidad de hoy como una desgracia; vivamos este momento como un tiempo de gracia, de conversión y de sanación, valorando a las personas, comenzando por los de casa. Paz y bien.